Un domingo por la mañana

Los domingos suelo dormir un poco más, ya saben el levantarse tarde y demás. A mediados del mes de enero, un domingo 19 de enero para ser más específica, me levantó un dolor, como una punzada, como si alguien tuviera mi monitovudú y me estuviera clavando una aguja justo abajo del seno izquierdo. El dolor era constante, me levantó el dolor y después se apoderó de mi el miedo, sentí que podía morir en cualquier instante, en los siguientes segundos, sentí que mi hora había llegado. Fue un dolor que nunca había sentido. Traté de conservar la calma, me senté en la orilla de la cama y traté de conservar la calma controlando mi respiración. Después de unos minutos el dolor desapareció.

Esa tarde-noche de domingo mi mamá tuvo un paro cardio-respiratorio, la llevaron de emergencia a un hospital privado, en donde fallecería 15 días después.

Esto no es un cuento de ficción, no es una novela, no es un cuento. Así empezó el 2020 para mi. 

Comentarios